Hay cervezas que piden alimentos con la misma urgencia con la que uno alarga la mano al refrigerador; la Hazy IPA pertenece a ese club. Su neblina dorada, producto de avena, trigo y una carga tardía de lúpulos (Citra, Mosaic, Galaxy, Sabro, tal vez El Dorado), anuncia al olfato capas de mango, piña, maracuyá, melón y un guiño de lima. El amargor existe, pero no muerde; la sensación sedosa envuelve la lengua; la carbonatación chisporrotea justo para refrescar sin anestesiar. Con ese perfil tropical y textura amable, el maridaje se inclina hacia platos donde grasa vegetal o ligera, cítrico vibrante y un punto de sal hagan eco. Empezamos, cómo no, con el emblema de toda botana mexicana: guacamole casero con totopos.
Machaca aguacate maduro con jalapeño, cebolla morada, cilantro y una pizca de sal gruesa; rocía jugo de limón para realzar y proteger el color. A un costado, totopos de maíz crujiente recién salidos del comal. El primer bocado muestra cremosidad vegetal que abraza la carbonatación de la neipa; el limón enlaza con la lima y la toronja que bailan en los lúpulos; la sal despierta aún más los matices de mango y piña. El jalapeño, sin irse a los extremos, despierta un cosquilleo que el amargor ligero se encarga de equilibrar. Resultado: cada cucharada invita a otro sorbo, y cada sorbo abre apetito para más totopos.
Para comparar matices, sirve tres etiquetas representativas:
Hazy Little Thing de Sierra Nevada – pomelo fresco que acompaña de maravilla el limón del guacamole.
BrewDog Hazy Jane – notas de piña y avena cremosa que refuerzan la suavidad del aguacate.
Soup de Garage Beer Co. – explosión de melocotón y lichi que se alinea con el cilantro y la cebolla morada.
Así notarás cómo el mismo guacamole se transforma según la neblina que lo acompañe.
Para la segunda jugada mantenemos la línea fresca, pero entramos al terreno marino. Se sella un lomo de atún en costra de ajonjolí blanco y negro, apenas veinte segundos por lado, se corta en láminas y se coloca sobre tostadas finas de maíz. Encima, cebolla encurtida en vinagre de arroz, un toque de aguacate en abanico y salsa ponzu (soya, mirin, cítrico) caída en forma de lluvia fina. La cerveza Hazy IPA responde con su perfil cítrico-tropical, enlazando toronja con la ponzu; el amargor tenue corta la salinidad de la soya; la espuma desengrasa el ajonjolí. Si tu botella presume lúpulo Sabro, su coco y menta subliminales combinarán de forma casi secreta con el atún.
Prueba estos rótulos para matizar:
Julius de Tree House – naranja jugosa que hace vibrar la ponzu.
Cloudwater DDH NEIPA – herbal y frutal, ideal para la costra de ajonjolí.
Loba Hazy IPA (Guadalajara) – guayaba y papaya que abrazan las notas frescas del pescado.
Nada como un maíz asado para poner a prueba la versatilidad lupulada. Aquí se tuestan elotes enteros hasta que muestran costras negras y dulzor caramelizado. Se unta mayonesa mezclada con chipotle molido, se espolvorea queso cotija rallado y se termina con chilito en polvo y chorrito de limón. El azúcar natural del elote encuentra en la malta de la neipa un compañero goloso; la mayonesa y el queso aportan grasa que la carbonatación barre sin esfuerzo; el chipotle conversa con la nota resinoso-tropical del lúpulo; y el limón firma el acuerdo.
Tres neipas que subrayan distintos ángulos:
Voodoo Ranger Juicy Haze de New Belgium – maracuyá que destaca el chile y el limón.
Juicy Bits de WeldWerks – piña madura, perfecta con el maíz asado.
Tropical Haze de Cervecería Monzón – mango y guayaba, guiño a la dulzura del grano.
Grasa vegetal o marina – aguacate y mayonesa armonizan con la avena de la cerveza, ofreciendo un puente de texturas.
Cítrico vibrante – limón, ponzu o toronja resaltan el perfil lupulado sin aumentar la aspereza.
Sal y umami – totopos, soya, queso cotija: la sal intensifica los esteres frutales y ayuda a que el amargor parezca más limpio.
Picante moderado – jalapeño o chipotle estimulan el paladar y la burbuja los calma; se crea un ciclo adictivo.
La turbidez retiene aceites esenciales que dan carácter y volumen aromático; si sirves la neipa en copa teku a 6 °C, esos aromáticos volarán directos a la nariz antes de cada bocado. Así, la cerveza no sólo refresca: perfuma la experiencia y extiende la gama sensorial de un plato sencillo como el guacamole.
Julius – Tree House (USA)
Hazy Little Thing – Sierra Nevada (USA)
BrewDog Hazy Jane – Escocia/USA
Cloudwater NEIPA – Reino Unido
Soup – Garage Beer Co. (España)
Juicy Bits – WeldWerks (USA)
Voodoo Ranger Juicy Haze – New Belgium (USA)
Tropical Haze – Cervecería Monzón (México)
Loba Hazy IPA – Cervecería Loba (México)
Cada etiqueta ofrece matices únicos: unas se inclinan a piña y coco, otras a cítricos verdes o frutos de hueso. Jugar con varias mientras la charola de totopos circula es el camino corto a convertirse en leyenda de la reunión.
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